Cuando comencé a trabajar en Kinross Paracatu en junio de 2010 como pasante de Recursos Humanos, las oficinas estaban ubicadas en un área rodeada de bosques. Con solo mirar por la ventana, uno podía disfrutar de la visión de pájaros, monos, árboles frutales y flores. En ocasiones, teníamos el honor de recibir algunas visitas ilustres.
Un día, un enorme lagarto overo hizo acto de presencia en la entrada abierta del primer piso de nuestra oficina. No había concertado una cita previamente. Medía aproximadamente 80 centímetros y era de bellos colores.
En ese momento, había dos personas en la oficina, mi colega y yo. Ambos saltamos sobre nuestras sillas y proferimos un grito. El encargado de las áreas exteriores, quien estaba en el jardín y escuchó la conmoción, llegó corriendo y sugirió que saliéramos de la oficina, lo que no parecía muy fácil con el lagarto justo en la entrada. Permanecimos subidos sobre las sillas mientras el lagarto y nosotros nos medíamos con la mirada. Me tranquilizó recordar que los overos adultos rara vez escalan y este se veía bastante adulto.
Los lagartos overos son de los más grandes de Brasil. Pueden alcanzar una longitud de 140 centímetros y pesar hasta cinco kilogramos. Son omnívoros y no se destacan por su buen carácter. Muerden y utilizan sus colas para propinar latigazos a sus enemigos. Nos son los preferidos de los agricultores, puesto que les gusta asaltar los gallineros y comerse los huevos.
Nuestro overo se veía bastante amistoso. En ese entonces, Kinross Paracatu estaba en proceso de reclutamiento. Me pareció que el lagarto estaba interesado en postularse a una de las vacantes. Después de todo, la vida para los lagartos overos en Brasil no es fácil. Son cazados por su piel y carne y, además, son capturados y vendidos a organizaciones de contrabando de mascotas.
Por fortuna, al overo no le impresionó la recepción que recibió de nuestro equipo de Recursos Humanos. Dio media vuelta y se fue.
Actualmente, trabajo como contralor en el departamento de mantenimiento en Paracatu. Trasladamos nuestras oficinas a otra planta cercana. Extrañamos los mangos que crecían al pie de la ventana y a nuestro extraño e inesperado visitante.
La autora: Élida Ferreira, Asistente Administrativa en Paracatu
Este no es el mismo lagarto overo que se postuló a una vacante en Kinross, pero quizás sea su primo. Foto de Osmar Ferreira, biólogo en Paracatu
Lagarto overo (Tupinambis teguixin). Foto cortesía de http://snakepaulo.blogspot.com.br/2011/07/teiu.html